Aljafería, un retrovisor de España
Artículo de Abdo Tounsi
En una visita relámpago a Zaragoza, pude comprobar la riqueza andalusí y la fusión de culturas en la España del ayer y del hoy.
Diez siglos después, aquel palacio de la alegría que soñó el monarca musulmán Al-Muqtadir continúa siendo, junto con la Alhambra de Granada y la Mezquita de Córdoba, una de las joyas artísticas de la presencia musulmana en el sur de Europa. La UNESCO, en el año 2001, declaró Patrimonio de la Humanidad el arte mudéjar de Aragón, destacando que el palacio de la Aljafería es uno de los monumentos más representativos del mudéjar, que se ha convertido en el símbolo de la arquitectura civil aragonesa y, probablemente, en una de las referencias obligadas de la historia y la cultura españolas. Más de cuatro millones de visitantes, desde la restauración iniciada a mediados de la década de los ochenta, lo atestiguan.
Visitando el Palacio de Aljafería.
Aljafería, hace unos años su nombre lo confundí con el significado árabe de “Guardiaالخفر”, pero resultó que Aljafería, se deriva de una forma simplificada de «al-Qasr al-Yafariyya», que puede traducirse como «Palacio de Abu Yafar». Abu Yafar Ahmad ibn Sulaymán al-Muktadir nombre del rey andalusí que ordenó su construcción.


La diversidad cultural.
La Aljafería, ubicada en la ciudad de Zaragoza, es un monumento emblemático que encarna la rica y compleja historia de España. Este palacio islámico, construido en el siglo XI durante el esplendor andalusí, ha sido testigo de numerosas transformaciones a lo largo de los siglos, reflejando las diversas culturas que han dejado su huella en la península ibérica.
El palacio como retrovisor.
La edificación original, concebida como una residencia para los mandatarios musulmanes, es un ejemplo destacado de la arquitectura mudéjar, que fusiona elementos islámicos con influencias cristianas. Su construcción representa no solo un logro arquitectónico, sino también un símbolo del encuentro entre las distintas corrientes culturales que han moldeado la identidad española. La Aljafería se erige como un retrovisor que nos permite observar la riqueza de un pasado compartido por diferentes comunidades.
En la foto apreciamos el mihrab de la mezquita de la Aljafería, es un nicho decorativo en el muro de la qibla, orientado hacia La Meca, donde se ubicaba el oratorio privado del rey y su corte en el palacio, donde se aprecia la influencia artística de la Mezquita de Córdoba.


Continuidad de un palacio.
A medida que la conquista de los reinos cristianos avanzaba, el palacio cambió de manos y adquirió nuevas funciones, lo que atestig ua la evolución política y social de la región. En el siglo XV, fue adaptado como residencia de los Reyes Católicos, convirtiéndose en un importante centro administrativo y político. Esta transformación es un claro indicio de la capacidad de la Aljafería para adaptarse y perdurar en el tiempo, sirviendo como un referente de estabilidad en momentos de cambio. Hoy es sede de Las Cortes de Aragón “parlamento de la Comunidad de Aragón”.
Arte inspirador.
Además de su relevancia histórica, la Aljafería también ha sido objeto de múltiples interpretaciones artísticas y literarias. Su belleza arquitectónica y su atmósfera sugestiva han inspirado a escritores, pintores y cineastas a explorar sus muros, convirtiéndola en un símbolo de la herencia cultural de España. El palacio ha sido restaurado y preservado, lo que permite que las generaciones actuales y futuras experimenten su magnificencia y reflexionen sobre los dilemas y logros de la historia.


La diversidad.
En realidad, la Aljafería no es solo un hito arquitectónico; es un símbolo de la diversidad cultural que caracteriza la historia de España. Como un retrovisor que nos permite mirar hacia atrás, este monumento invita a la reflexión sobre el legado de las diversas civilizaciones que han coexistido en la península en la época andalusí y en ciertas épocas de continuidad sociocultural en los reinos cristianos, y cómo sus interacciones han dado forma al país que conocemos hoy. La Aljafería, en su esplendor, sigue siendo un testimonio palpable de un pasado vibrante, ofreciendo una lección de convivencia y unidad en la diversidad.
El museo.
La riqueza multicultural y artística que el palacio abarca, nos lleva por un viaje muy interesante rodeados de manifestaciones de gran calado histórico que, nos hace sentir en vivo y en directo lo que muchas veces oímos hablar de ello: la continuidad de lo sociocultural. A pesar del largo tiempo transcurrido desde la primera piedra que se puso en este palacio hasta el día de hoy con su magnífico museo, podemos palpar el legado hispanoárabe envuelto con lo andalusí.

Por último, paseando por la ciudad histórica de Zaragoza, podemos ver la influencia del legado andalusí del estilo mudéjar en ciertos monumentos arquitectónicos; como en la fachada lateral de la Catedral del Salvador – La Seo y su torre, también en otras iglesias y edificios.


La «Mezquita Blanca» de Zaragoza, también conocida como la Mezquita Aljama de Saraqusta سرقسطة, se refiere a la antigua mezquita que se encontraba en el mismo lugar donde hoy se alza la Catedral-Basílica de San Salvador, conocida como La Seo.
