Al sistema de acequias de Argelia le llaman “الفقارة” al-Fagara
Artículo de Abdo Tounsi

Existe la percepción desde Europa, a todas luces errónea que, al otro lado del Mediterráneo, solo hace calor y la falta de lluvias es generalizada. Nada más lejos de la realidad cuando se analiza el clima y los paisajes vegetales de los países del Magreb ribereños de la cuenca occidental mediterránea.
Profesor e investigador Jorge Olcina Cantos de la Universidad de Alicante.
El medio físico de Argelia un enorme territorio entre el Mediterráneo y el Sahara. Autores: Jorge Olcina Cantos. Localización: Argelia: Una mirada desde las dos orillas / coord. por M. Naima Benaicha Ziani, 2016, ISBN 978-84-9717-484-8, págs. 13-20.
El nombre de “al-Fagara” de la palabra árabe Fugari (vertebra – espina dorsal). Es un sistema complejo para llevar el agua de las alturas a las zonas bajas y sobre todo a las zonas áridas del sur de Argelia. Llamado también “foggaras” galerías drenantes.
La vida de los habitantes del desierto estaba ligada a la disponibilidad de agua, ya que era la fuente de vida en zonas donde el agua era escasa. Inventaron «al-Fagara», un método de riego que les proporcionaba agua para beber y regar sus palmeras y otros cultivos conocidos como la agricultura ecológica, muy extendido entre los palmerales de los oasis de Argelia, todo ello constituye una fuente de sustento para ellos. En este artículo, exploraremos qué es el “al-Fagara”, cómo funciona y su importancia en la agricultura y el suministro de agua potable.


¿Qué es el al-Fagara?
“al-Fagara” es un sistema antiguo que ha sido utilizado principalmente en regiones áridas del Medio Oriente y el Norte de África. Consiste en una serie de pozos o galerías interconectadas que permiten la recolección y distribución eficiente del agua subterránea. La singularidad de este sistema radica en su diseño, que permite que el agua fluya desde las zonas más elevadas hacia las más bajas, facilitando así su acceso a áreas de cultivo y oasis de palmeras. Este enfoque no solo optimiza la utilización del recurso hídrico, sino que también promueve un uso equitativo entre distintas parcelas agrícolas.
El suroeste de Argelia tiene una característica única: el método tradicional de suministro de agua llamado «al-Fagara». Se trata de la fuente de agua de riego más antigua que ha contribuido durante siglos a la creación de oasis en la región de Timimoun, capital de la provincia de Gourara. El noventa por ciento de la población de la región practica la agricultura dentro de los antiguos oasis y tierras recuperadas.
En medio de desiertos áridos y climas extremos, donde la escasez de agua es un desafío constante, surgen ingeniosas soluciones que han perdurado a lo largo del tiempo. Uno de estos sistemas es el «al-Fagara», una serie fascinante de pozos interconectados que no solo proporcionan agua para riego, sino que también testimonian la sabiduría ancestral en la gestión del agua.


Este sistema se asocia principalmente a regiones áridas y secas, lo que explica el surgimiento de las vaguadas en el Viejo Mundo, Asia y África. Existen sistemas de riego similares al sistema de canaletas en Afganistán, llamados khayras, en Irán el qanat, en Yemen el sahrej, en el sur de Túnez bajo el nombre de naqla, mientras que en Marruecos se le conoce como Jattara, además de en Egipto y Medina (Arabia).


Funcionamiento del Sistema
El funcionamiento del «al-Fagara» se basa en principios hidrográficos simples pero efectivos. Los pozos se excavan en la tierra, formando un entramado que conduce el agua a través de pendientes naturales. Esta inclinación suave permite que el agua fluya de manera gravitacional, eliminando la necesidad de bombeo mecánico. Una vez que el agua alcanza las áreas de regadío, se distribuye a través de canales o acequias que irrigan los cultivos. Este método tradicional de irrigación no solo es sostenible, sino que también mantiene el equilibrio ecológico en el entorno local, alimentando tanto los cultivos como los ecosistemas circundantes.
Técnicas vertebrales
El «al-Fagara», consiste en un túnel o canal subterráneo horizontal debajo de la superficie del suelo, con una anchura que varía de 50 a 80 cm, y una profundidad que va de 90 a 150 cm, y una serie de pozos artesianos (un pozo artesiano es aquel tipo de manantial o pozo que comunica con un acuífero cautivo de agua, estando el nivel piezométrico del líquido por encima del nivel freático) excavados verticalmente para alcanzar las aguas subterráneas, conectados en el nivel de la base por el túnel, o canal para el traspaso de agua entre ellos, con una ligera pendiente que permite que el agua fluya a través del túnel y luego salga por medio de una acequia para ser distribuida posteriormente. La longitud total del túnel varía desde cientos de metros a varios kilómetros, mientras que la boca del pozo está rodeada por los escombros resultantes de la perforación para evitar que se filtre arena.


En sus estudios sobre el «al-Fagara», el investigador Moulay Abdullah Smaili señala que éste toma la forma de una pendiente hacia los oasis, y cuando el agua se acerca pasa por pozos cercanos a la superficie llamados aghosro y desde allí el agua fluye para llegar a su destino. En su borde se encuentran los llamados manantiales, que son las unidades utilizadas para drenar el agua hacia los huertos, después de que la cuota de cada manantial es determinada con extrema precisión por el kayyal, es un experto en los secretos y cálculos del agua del «al-Fagara». Una vez distribuidas las mediciones de agua, las cuentas se llevan en el zemam, registro especial para anotar las operaciones de distribución y medición.
Solidaridad social
Los habitantes de estas zonas han adoptado la técnica de extraer agua subterránea y drenarla a la superficie a través de canales subterráneos horizontales. Esto se debe a la disponibilidad de factores como depresiones topográficas naturales, factores hidrológicos adecuados y mano de obra cualificada.
El sistema de «al-Fagara», encarna el principio de cooperación social y solidaridad entre los socios (vecinos). Esto se materializa en la cooperación durante las operaciones de excavación o mantenimiento, en la que todos participan en un proceso conocido como tawiza, que es obligatorio para todos. Además, un individuo mantiene sus derechos de agua en función de su desempeño de funciones y su capacidad para trabajar en la agricultura, de acuerdo con normas contables precisas que logren el principio de igualdad y justicia entre todos los agricultores.



Ventajas del «al-Fagara» en la Agricultura
La implementación del “al-Fagara” ha demostrado ser fundamental para la agricultura en regiones desérticas. Al proporcionar un suministro continuo de agua, este sistema permite el cultivo de diversas especies agrícolas en condiciones que de otro modo serían inviables. Además, su diseño único fomenta la conservación del agua, un recurso crítico en estas áreas. Gracias a esta técnica, las comunidades pueden cultivar durante todo el año, aumentando así su autosuficiencia y generando ingresos a través de la producción agrícola.
«al-Fagara» como Suministro de Agua Potable
Más allá de su función agrícola, el “al-Fagara” también juega un papel crucial en el suministro de agua potable para las comunidades locales. Las galerías que componen este sistema recogen agua limpia y fresca, que puede ser utilizada para el consumo humano. La capacidad de acceder a agua potable de manera confiable es esencial para la salud y el bienestar de las poblaciones en entornos áridos. A medida que el mundo enfrenta crecientes desafíos relacionados con el agua, sistemas como el «al-Fagara» se convierten en ejemplos valiosos de cómo aplicar soluciones tradicionales en el contexto contemporáneo.

El «al-Fagara» no es solo un sistema ingenioso de pozos interconectados; es una manifestación de la adaptación humana frente a condiciones adversas. Su capacidad para distribuir agua de manera equitativa entre cultivos y proporcionar agua potable ilustra la importancia de la sostenibilidad en la gestión de recursos hídricos. A medida que avanzamos en el siglo XXI, recuperar y aplicar estas prácticas ancestrales puede ser la clave para enfrentar la crisis del agua y garantizar un futuro más sostenible para todos. Aprendamos de la historia y sigamos innovando hacia un manejo más consciente y equitativo de nuestros recursos naturales.
Los estudiosos de la historia de «al-Fagara» como patrimonio de la humanidad coinciden en que desde hace casi un siglo las acequias están disminuyendo en número y producción en todo el mundo. Este descenso se ha intensificado en los últimos años. Por ejemplo, en Argelia, el número de acequias en el desierto del suroeste argelino en 1904 era más de 1.000. Entre 2000 y 2004, el Ministerio de Recursos Hídricos argelino registró la desaparición de 495 acequias lo que representa más del 40 por ciento de la antigua red.

Un poco de historia
El sistema tradicional de división de agua de lluvia fue establecido hace siete siglos por el jeque Ba M’hamed Abu Sahaba en 1273 y luego desarrollado por el jeque Hammou Ou El Hajj en 1707. Este sistema se encuentra en las afueras del oasis, a unos 4 km al oeste del Palacio de Ghadaia.
El agua del flujo se recoge de forma natural a través de la cuenca del valle de M’zab, que se extiende cientos de kilómetros en la parte superior del valle hasta la llegada del lugar llamado Amlaqa, que es el punto de encuentro y reunión de dos importantes valles, Wadi Labayed y Wadi Lathira. A este nivel, los «fideicomisarios» (que gestionan el sistema de división del agua) construyeron la primera instalación de riego destinada a reducir la velocidad del flujo de agua torrencial para controlarla y convertirla en riego de huertos y la presa Bochen para recargar el acuífero, y el agua sobrante se desvía hacia el curso del valle de M’zab.
La distribución y división del agua en los huertos se lleva a cabo por medio de canales subterráneos, que consta de cinco acequias principales equipadas con salidas de ventilación y también se utiliza para la limpieza. Cada acequia entrega agua a un vecindario del oasis dentro de callejones estrechos que se convierten durante el torrente en cursos de agua, donde en la base de las paredes del huerto hay pequeñas aberturas para regar, que son precisas de acuerdo con el área del huerto y el número de palmeras. Cabe mencionar que este oasis artificial surgió de la nada gracias a este maravilloso e ingenioso sistema.
El oasis es el pulmón de la región y crea un ecosistema y una biología equilibrados, y una vez fue una ciudad de verano para la recreación y el descanso. El oasis tiene varias torres, que tienen un papel importante en el monitoreo, la vigilancia y la prevención de riesgos de inundación, así como relacionadas entre sí y con otros palacios.
El sistema de división del agua del torrente consta de presas, azudes, cursos de agua, canales y pozos, estas instalaciones fueron terminadas hace más de siete siglos, y se caracterizan por su gran precisión, lo que permite el aprovechamiento del agua y su uso de manera racional y justa para regar los huertos, especialmente las palmeras.
Construyeron presas a alturas cuidadosamente calculadas para atrapar las inundaciones. Cavaron los largos canales subterráneos hundidos que se ramificaban para llevar agua a todos los huertos. Lo que sea que vean desde las nubes, siempre permanecen al borde de la esperanza y la desesperación hasta que caen las primeras gotas.

Los años pueden caer en cascada sin una sola gota de lluvia. La lluvia puede caer como una inundación y se acumularán torrentes arrolladores en las cabezas de los valles. Para ello, han puesto en marcha un sistema de riego preciso que aún se mantiene, construyeron presas a alturas cuidadosamente calculadas para atrapar los torrentes y dar al suelo la oportunidad de absorberla y aumentar el nivel de las aguas subterráneas, y cavaron largos canales subterráneos que se ramifican para llevar agua a todos los huertos.
El profesor e investigador Jorge Olcina Cantos de la Universidad de Alicante, tiene un estudio bajo el título: El medio físico de Argelia: Un enorme territorio entre el Mediterráneo y el Sahara. Destacamos aquí algunos párrafos muy relacionados con el sistema "al-Fagara":

“Diversidad climática y riqueza de paisajes. Existe la percepción desde Europa, a todas luces errónea que, al otro lado del Mediterráneo, solo hace calor y la falta de lluvias es generalizada. Nada más lejos de la realidad cuando se analiza el clima y los paisajes vegetales de los países del Magreb ribereños de la cuenca occidental mediterránea. En efecto, Argelia disfruta de tres variedades climáticas bien diferenciadas que dan lugar a conjuntos biogeográficos diversos. El clima mediterráneo ocupa las tierras septentrionales del Atlas telliano. En la zona litoral, las temperaturas medias anuales se sitúan entre los 17ºC y 18ºC y las lluvias alcanzan los 400 mm anuales, si bien el sector oriental es más lluvioso que en el occidental (Oranesado). Frente a la errónea percepción que se suele tener desde la península ibérica, que considera el territorio del norte de África un espacio geográfico uniformemente caluroso y seco, resulta curioso observar que en esta zona litoral de Argelia las lluvias son más abundantes que en muchos territorios del sureste peninsular (707 mm de lluvia al año en Argel frente a los 325 mm de Alicante).
Argelia es un país con escasos recursos superficiales de agua, debido a la escasez de ríos de curso permanente, que se localizan únicamente en el sector montañoso más septentrional. Por el contrario, tiene unas enormes reservas de agua subterránea distribuidas por todo el país, pero con una concentración sobresaliente, paradójicamente, en el área meridional, la más árida del país. Para su abastecimiento, Argelia depende en gran medida de los recursos subterráneos, existentes en capas freáticas de los sistemas montañosos del norte del país o en las altiplanicies, en los afloramientos de oasis, y a los que se suma la existencia de grandes bolsas de agua confinada en las cuencas sedimentarias del área desértica y que suponen una importante reserva estratégica para su futuro. Un ejemplo de paisaje cultural de gran valor es el formado por los sistemas de captación y aprovechamiento de agua subterránea mediante galerías drenantes o foggaras, que han permitido tradicionalmente la práctica agraria en amplias zonas áridas del norte de África, particularmente en Túnez y Argelia.”