Almuñécar, un lugar destacado en la historia andalusí
Almuñécar es una ciudad y municipio español situado en la parte suroccidental de la comarca de la Costa Granadina, en la provincia de Granada, comunidad autónoma de Andalucía.
El topónimo actual deriva del árabe الحصن المُنكّر fortaleza camuflada. Este término es debido a que el castillo está camuflado entre montañas que le rodean.
Con la llegada de los árabes se inauguró un nuevo periodo de esplendor para Almuñécar, que permanecería ocho centurias bajo la dominación islámica. Testimonio del esplendoroso pasado andalusí de Almuñécar es el Castillo de San Miguel, residencia real de descanso de la dinastía nazarí. Erigido sobre el Cerro de San Cristóbal, coronando la población, bajo sus muros se han hallado vestigios arqueológicos de los periodos púnico y romano, aunque sin duda destacan las estructuras musulmanas. En el interior del Castillo se conservan restos de estructuras de diferentes épocas. Entre ellas destaca la famosa mazmorra, excavada en la roca a 7 m. de profundidad y los restos de una casa palacio nazarí bajo la cual han aparecido vestigios romanos. Almuñécar, la principal ciudad costera del reino granadino, fue elegida por la dinastía nazarí como lugar de descanso. El patrimonio medieval de Almuñécar se complementa con las torres vigía como la de Velilla, la de la Golondrina, la torre de La Herradura o el torreón de Taramay, todas ellas declaradas Bien de Interés Cultural, testimonios de aquellos tiempos lejanos
El 15 agosto del año 755 es la fecha del desembarco de Abderramán I en la ciudad de Almuñécar.
La fortuna comenzaba ya a mostrarse favorable a Abderramán. Propicios del mar y los vientos, facilitaron su tránsito desde las costas de Argelia a la playa de Almuñécar. Los seguidores había escogido para el desembarco las costas de la Alpujarra, como tierra fragosa, oscura, menos expuesta a la violenta reacción de opositores, y también por ser comarca más próxima a Granada, donde residían los damasquinos, autores principales de apoyo.
El recibimiento
Como sabían de antemano el día de la llegada, acudieron a recibirle comisiones de las tribus para recibir con pompa y dignidad al deseado príncipe y rendirle sus homenajes. Vinieron cristianos, musulmanes de la Alpujarra, de Granada y de Almería, se agolparon en confusa muchedumbre en las playas de Almuñécar, atraídas de la curiosidad e impacientes de conocer al alto personaje que venía a regir sus destinos. A penas fue divisado el bajel africano, salieron a su encuentro barcas empavesadas y esquifes. La gente marinera aclamó al emir entre las rizadas olas mientras el pueblo bullía en el embarcadero. Nada más pisó la tierra el joven omeya, le vitoreó, frenética, la muchedumbre. Los jeques le dieron las manos y le presentaron con entusiasmo al pueblo, que redobló sus aplausos. El júbilo que embargaba todos los ánimos, la benevolencia general, le persuadieron de que era señor de los corazones y que debía serlo también de la tierra.
La guinda de Almuñécar –
Palacete de Najarra
Palacete de Najarra es un edificio de estilo neo-árabe inspirado en la tradición de casa-jardín árabe. Fue construido a mediados del S. XIX junto a una fábrica azucarera hoy desaparecida. Es llamativa la decoración a base de alfices y zócalos con azulejos, así como la decoración de las paredes interiores con interesantes frescos y mocárabes. Destaca su cuidado jardín donde abundan cipreses y palmeras. Hoy en día alberga las oficinas del Patronato de Turismo de Almuñécar así como la principal oficina de turismo de la localidad.