DIOS Y LA MORA DE OJOS NEGROS EN LAVAPIÉS
Dios es un tío enrollados que te perdona y se bebe un café cargado de azúcar y esperanza contigo.
DIOS Y LA MORA DE OJOS NEGROS EN LAVAPIES
Por: Ángel Álvarez Hernández
He llenado mi alma de poetas locos y libros envenenados para decirte que te amo. He dibujado una sonrisa de papel en una servilleta, y he escrito en ella tu nombre. La chispa de la vida no es un sueño. Tus ojos negros de mora perdida, no le pertenecen al mundo. Tú eres la musa que recita versos en el mercado de San Antón y yo me emborracho y me pierdo entre tus cabellos.
Lavapiés me atrapa, me encadena, me domina, me enajena y me convierte en una fiera sedienta que recorre sus calles a ritmo de hip hop. Lavapiés tiene curvas y piernas largas inmensas como la noche. Lavapiés me sorprende, me devora, me posee. Lavapiés me besa con sus labios ardientes y me acaricia con sus manos suaves como un suspiro.
Sara tiene 10 años y es feliz. Mi madre duerme en su sofá. Hala me envía un corazón. Hashim se toma un te frio con limón. Willy Bboy, me mira con cara de póker y no termina de creerse que estoy trastornado, como los últimos poetas envenenados, como Santi hablando de cine. Como Pato enviando un whatsapp. Como Rubo saltando de planeta en planeta.
Dios bendice a los parados de larga duración. Dios ama a los refugiados, a los desesperados sin razón. Dios se levanta temprano cada día para vender en el top manta con los senegaleses. Dios ya no está en las estatuas, ni en los crucifijos. Dios también es una mujer maltratada, una anciana, un yonqui sin mucho futuro. A Dios le han apaleado. Le han condenado por un delito que no ha hecho, le han desahuciado, le han enviado al exilio, le han robado un trozo de su infancia.
Dios desayuna con Audrey Hepburn en la Plaza de Jacinto Benavente y mira los escaparates de las tiendas caras. Dios ama en silencio a África, a Lilia, a Loli, a Laura, a Victoria, a mil mujeres que pasaron por la vida en silencio. Dios se disfraza de pirata y los bebitos pequeños, le pincha su tripa con sus espadas de juguete. Dios ya no cotiza en el Ibex 35 y Wall Street no cree en el.
Dios camina cansado. Dios es un tío enrollados que te perdona y se bebe un café cargado de azúcar y esperanza contigo. Dios envidia a los amantes desnudos que se funden en uno solo.
Hoy, mañana y ayer está prohibido rendirse, a los vampiros que nos quieren robar el alma, a los políticos que nos engañan, a los bancos que nos roban, al patrón y el látigo a las pesadillas y las drogas. Hoy, mañana y ayer está prohibido pasar por la vida sin haber vivido.