Iniciativa CIHAR: “Reconocimiento del Madrid árabe”
Iniciativa CIHAR: “Reconocimiento del Madrid árabe” Maŷrit
Madrid es la única capital europea de origen y nombre árabes (Maŷrit), entró en la historia a través del cálamo del cronista cordobés Ibn Hayyan (987-1076), quien citando una obra, hoy perdida, de su predecesor al-Razi (888-955), atribuyó la fundación de Madrid (Maŷrit) al emir omeya Muhammad I: A Muhammad, en su reinado, se le deben hermosas obras, muchas gestas, grandes triunfos y total cuidado por el bienestar de los habitantes, preocupándose por sus fronteras, guardando sus brechas, consolidando sus lugares extremos y atendiendo a sus necesidades.
Madrid, pues, nació como una plaza fuerte en la frontera norte de al-Ándalus, construida probablemente entre el año 852, primero del reinado del emir Muhammad, y el 870. Las diversas fuentes árabes pronto empiezan a referirse a Madrid como madina (ciudad), condición que se le reconoce también en el único texto cristiano anterior a la conquista castellana en el que es nombrado: la Crónica de Sampiro, escrita en latín a principios del siglo XI, que hace referencia a una civitas en territorio musulmán llamada Magerit. Se sabe que tuvo una mezquita aljama y un cadí, rasgos que indican que fue capital de una comarca, y en el siglo XII, el geógrafo ceutí al-Idrisi dijo de ella, retrospectivamente, que en tiempos del islam había sido una «ciudad pequeña y próspera».
Durante casi dos siglos y medio, Madrid fue una pequeña ciudad de los confines del mundo arabo-islámico medieval y tras su incorporación a Castilla en el 1085, conservó durante más de 500 años una significativa población musulmana que tomó parte activa en la vida de la ciudad. El descubrimiento de las fuentes árabes relativas a la fundación de Madrid no se produjo hasta mediados del siglo XX. El académico de la historia Elías Tormo y Monzó fue el primero que solicitó públicamente, en 1945, un reconocimiento oficial al emir fundador de Madrid, al que le auguraba, equivocadamente, una gran popularidad entre los madrileños. Hubo que esperar hasta principios de los años noventa para que Madrid reconociera a su fundador con la inauguración del parque del Emir Mohamed I junto a la llamada muralla árabe.
El parque del Emir Mohamed I y una plazoleta particular llamada Maslama, a secas, en una urbanización del distrito de Chamartín (posiblemente inspirada por el famoso astrónomo) son las dos únicas referencias al Madrid andalusí que hay en el callejero madrileño. Y si a ello agregamos la calle Averroes, habremos completado todas las alusiones a al-Ándalus. Bien entrado el siglo XXI, la memoria histórica de al-Ándalus parece ser aún un elemento difícil de digerir para una parte de la sociedad española, incluso en una ciudad tan abierta y diversa como Madrid. La desgraciada retórica del choque de civilizaciones no ayuda a normalizar una herencia cultural que es una de las vetas esenciales de nuestra historia.
Por estas razones, solicitamos al Excelentísimo Ayuntamiento de Madrid que ayude a normalizar y difundir entre los madrileños el conocimiento de esa etapa de nuestro pasado mediante las siguientes actuaciones:
1. Inaugurar un monolito dedicado al fundador de la ciudad de Madrid, el emir Mohamed I, preferiblemente en el parque de emir Mohamed I.
2. Dedicar una plaza o calle al nombre originario de la ciudad de Madrid (Maŷrit).
3. Dedicar una plaza o calle al ilustre madrileño Maslama al- Maŷriti o Maslama el madrileño, primer hijo célebre de nuestra ciudad.
4. Realizar actuaciones progresivamente que pongan en valor el patrimonio histórico material e inmaterial del Madrid andalusí.
5. Material turístico informativo de la ruta de Madrid árabe – islámico.
6. Indicadores inalterables para los lugares históricos y la ruta de Madrid árabe – islámico, al menos en tres idiomas (castellano, árabe e inglés).
7. Incluir la ruta en las campañas de publicidad turística y en los actos de la misma índole.
Para más información info@cihispanoarabe.org
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