Los jardines en al-Ándalus
Ponencia del Dr. José Tito Rojo .-Profesor e Investigador de la Universidad de Granada. Departamento de Botánica en el 44 Congreso Nacional de Parques y Jardines Públicos celebrado en Córdoba.-PARJAP abril 2017
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Nací para crear vida, comprendí que el agua era vida, así procuré este bien
Formo parte de cada ser vivo, mi madre la tierra y yo, creamos vida
VIDA
Cuando los musulmanes llegaron a la península ibérica (romano-goda) se encontraron con un panorama alimentario poco variado. La tierra era pobre de recursos, y por tanto la alimentación escasa y poco variada; se basaba casi exclusivamente en el consumo de cereales y en la vid, una agricultura de base romana, conservada, prácticamente sin variación, por los visigodos, cuyos elementos principales eran los cereales. Lo mismo sucedía en el resto de Europa donde el cultivo de frutas y hortalizas era prácticamente inexistente.
En base a esta situación, la política de los dirigentes de al-Ándalus, fue la de impulsar todo lo relacionado con el desarrollo agrícola. Para ello en primer lugar se recopilaron y tradujeron gran cantidad de textos antiguos sobre agricultura (la mayoría orientales) y se perfeccionaron y aumentaron los sistemas de regadío de origen romano existentes en el suelo peninsular, tanto en las técnicas de extracción, como de conducción del agua. Se aclimataron e introdujeron nuevas especies vegetales.
Se utilizaban para elevar el agua a canales más altos y regar tierras en las dos orillas del río. Este sistema mejoró el cultivo de las huertas de Abarán. A día de hoy, las norias en funcionamiento siguen regando huertos de hortalizas, verduras y cítricos para el autoconsumo.
Para el antropólogo Caro Baroja, quizá haya que buscar en las enseñanzas y experiencias de Arquímedes la noción de que el agua pueda dar movimiento y ser elevada por una rueda. Hay quien afirma que los que proyectaron el ingenio fueron los griegos, proliferando en el Imperio Romano, y que luego fueron difundidas hacia Oriente y Occidente por los árabes. Puede que la aparición de las norias fuera el resultado de la experiencia técnica adquirida por aquellas civilizaciones que tenían en el dominio del agua su fuente de vida.
Lo que los murcianos llamamos norias, otros llaman azudas, en referencia a la necesidad de construir una presa o azud en el río para derivar agua hacia ellas. En ocasiones, también se ha llamado a las norias Ruedas de Corriente Baja, denominación que procede de la fuerza que lo mueve.
Las asociaciones «La Carraila» y «Caramucel«, a través del proyecto Legado Vivo, en continuo desarrollo para la señalización, divulgación, recuperación y protección del patrimonio cultural del Valle de Ricote, te cuentan cómo hacer la Ruta de las Norias. (Visitar web)
Saliendo desde el Centro Comercial Ociopía, discurre por los sotos de la margen derecha del río Segura hasta llegar a las Norias, próximas al límite con la provincia de Murcia.
El objetivo de esta ruta es dar a conocer un turismo de interior para todos los amantes de la naturaleza. Es aconsejable observar la amplia gama de azules, grises y verdes que ofrece el paisaje de la sierra, junto al cielo y la huerta, así como las distintas aves que pueblan este hábitat.
Durante el trayecto, en la margen izquierda del río, se divisa el Molino de la ciudad, uno de los dos molinos hidráulicos que todavía permanecen en pie. El molino actual, edificado sobre uno anterior, lo compró Pío Wandosell a principios del siglo XX, para construir una fábrica de electricidad que diera luz a Orihuela, Sax, Callosa de Segura, Cox y Granja de Rocamora. El puente, con tajamares en los pilares es del siglo XVII, se edificó para dar paso a los habitantes de Beniel. Delante del molino hay una pequeña laguna que sirve de dormitorio a diversas aves migratorias.
A mitad del itinerario hay una pinada donde hacer un alto en el camino para reponer fuerzas y deleitarse con la visión de los naranjos, limoneros, mandarinos y hortalizas.
El recorrido es de 14 km (ida y vuelta) no ofrece dificultad alguna.
Plantas y elementos florales, la presencia de naturaleza e Islam en el sur de Europa- JUAN ENRIQUE GÓMEZ Y MERCHE S. * WASTE MAGAZINE
Dra. MILA MOHAMED SALEM – Universidad Pablo de Olavide de Sevilla.
Ibn al Baytar es de nombre completo Ḍiyāʾ al-Dīn Abū Muḥammad ʿAbd Allāh b. Aḥmad b. al-Bayṭār al-Malāqī, uno de los botánicos y farmacólogos más importantes de la historia de la ciencia arabo-musulmana andalusí. Nació al final de la segunda mitad del siglo XII, entre los años 1180 y 1187, en la provincia de Málaga, muchos afirman que, concretamente, en Benalmádena, donde pasó lo primeros años de su vida.
Ambos se vieron obligados a emigrar, pero el sello de su obra quedó en nuestras tierras. Por ejemplo, con la permanencia de múltiples plantas comestibles, aromáticas y medicinales que llegaron por mar desde oriente y que, en su mayoría, se aclimataron con facilidad.
Señalar que Abu l-Salt ibn Umayya al-Dani (1067, Denia – 1134, Mahdiyya), citado por al-Baytar, escribió el Kital-adwiya al-mufrada (Tratado de los medicamentos simples), donde incluye drogas de origen mayoritariamente vegetal (219 especies) pertenecientes a todos los reinos florales conocidos en su época. Señalar que trató profusamente de los mirobálanos, planta india, que empleaba, entre otros, para tratar la insuficiencia cardiaca congestiva y los problemas de memoria. En la insuficiencia cardiaca congestiva fueron sustituidos modernamente por la digitalis de mano del mundo anglosajón. Respecto de la memoria, caso de la enfermedad de Alzheimer, en la actualidad no existe ningún tratamiento útil. Sin embargo, los mirobálanos han demostrado científicamente su utilidad. Conservando la herencia de al-Ándalus, los mirobálanos mantienen su prescripción en la farmacopea Valenciana.
Por su parte Ibn al-Baytar (1191 o 1197, Málaga – 1248, Damasco) fue un Médico y botánico andalusí; Escribió numerosos trabajos que recogen el conocimiento farmacéutico de su tiempo. Su obra más conocida es Kitāb al-Jāmiʻ li-mufradāt al-adwiya wa-l-aghdhiya (Libro recopilatorio de medicinas y productos alimenticios simples) en la que describió el uso de más de 1400 especies.
Se estableció en El Cairo, donde fue nombrado botánico jefe de Egipto por el sultán. Allí obligaba a los médicos a recetar los medicamentos por escrito, haciéndolos responsables de lo que recetaban y controlaba la elaboración de las medicinas y a los establecimientos y los precios. Todo ello hace de él un farmacéutico moderno. Además, fue responsable de los proyectos de investigación y pedagogía de los programas de enseñanza de la profesión de la farmacología.
Por otra parte, descubrió el tratamiento del cáncer con un brebaje de plantas bien conocidas, para el que estableció la forma farmacéutica, la pauta y la posología. En la actualidad se han realizado patentes a partir de sus trabajos y se han realizado trabajos científicos que corroboran sus apreciaciones.
Un estudio sobre el uso de plantas silvestres comestibles realizado en el Valle de Ricote, área que se caracterizó por la permanencia de la población morisca hasta más allá del siglo XVII en busca de la continuidad de alguna reminiscencia cultural.
En la Edad Media los musulmanes se habían extendido hasta llegar a la Península, desarrollando una cultura del “buen comer” e impulsaron todo lo relacionado con el desarrollo agrícola, se perfeccionaron y aumentaron los sistemas de regadío, se introdujeron infinidad de nuevas especies, se fomentó el cultivo en gran escala, y la producción agraria llegó a ser tan elevada que se comenzó a comerciar con los excedentes alimentarios.
Los pescados y mariscos formaban parte habitual de la gastronomía de las zonas costeras tal y como se menciona en los textos de Ibn Zuhr. Se comía atún pescado en las playas situadas entre Cádiz y Algeciras. Los pescados se comían frescos o tratados para su conservación, tales como salazones secados al sol, mezclados con vinagre, otros eran consumidos como condimento alimenticio (murri al-hut) tal y como lo describe el escritor granadino al-Tignari. Los alimentos más elaborados eran los cereales, las legumbres, las hortalizas y las verduras en general. Se elaboraban platos muy diversos con cebada, trigo y harinas varias. Algunas de las más famosas son el: al-atriya, al-nasa, al-sawiq y al-Kusk. Era muy habitual cocinar la carne acompañada de trigo, existían otras formas también populares en las que como el al-skibay se cocinaba la carne con vinagre, con condimentos al-mutabbajar que podrían ir desde carne guisada con mosto y diversas hierbas aromáticas. Los acompañamientos de las carnes eran las verduras, tales como la coliflor, coles o nabos. Se elaboraban embutidos (al-marqas) con carne picada y envuelta en su propia grasa y especias, metida en tripas de cordero.
Gastronomía en al-Ándalus.
Charla de María Isabel Gómez Jiménez
Diplomada en Nutrición Humana y Dietética
Es un trabajo en prácticas para el Máster del Profesorado de Secundaria: especialidad Hostelería y Turismo
La gastronomía andalusí, es uno de los legados más importantes de Al- Andalus, sin la cual la actual gastronomía de occidente resultaría muy difícil de entender, además ejerce de bisagra y es heredera de la cocina Mediterránea.
¿Sabías que gran parte de las normas de protocolo en la mesa se las debemos a Ziryab, un asesor de la corte andalusí? ¿Que el aprovechamiento de la aceituna también está ligado a Al-Andalus? ¿Que la caña de azúcar llegó a España gracias a los musulmanes? Seguro que has escuchado hablar muchas veces sobre la increíble influencia que la cultura andalusí tiene en la actualidad, pero ¿cuál fue su aportación real a la gastronomía andaluza y española?
(711-1492) Al-Andalus es el nombre con el que se conoció a todas aquellas tierras, gobernadas por musulmanes, que habían formado parte del reino visigodo: la península Ibérica, la Septimania francesa y las Islas Baleares. Su zona este se denominó Xarq al-Andalus.