Yazid Kheloufi o la conciencia de arcilla de un espíritu árabe de Argelia
Yazid kheloufi, artista plástico
Y la lengua árabe es la arquitectura viva del alma de los pueblos de Machreq y el Magreb. Y entre estos pueblos árabes, está Argelia. Y en Argelia, está Tlemcen. Yazid Kheloufi nació, en el pequeño pueblo de Hamam Boughrara, en 1963, a pocos kilómetros de esta prestigiosa ciudad arabo-andalusí. Con el tiempo, se ha convertido en un nombre que cuenta en la comunidad artística argelina de orientación árabe-musulmana. Calígrafo, escultor, imprime a la materia, arcilla en particular, símbolos, líneas de escritura sagrada, escritura árabe. Hamam Boughrara no sólo es conocido por sus aguas de sulfato y bicarbonato, que emergen a una temperatura de 45 grados. También está inscrito en un espacio histórico esencial para Argelia, entre Tlemcen, Maghnia, hasta Mascara más al oeste. Este espacio es el del emir ‘Abd el-Qader, héroe de la resistencia nacional del pueblo argelino contra el colonizador. Más tarde, otros revolucionarios nacieron de esta región de Orán, como Messali Hadj o el primer presidente de la República, Ahmed Ben Bella. La Estela de mártires de Hamam Boughrara también da fe de su contribución a la lucha por la liberación nacional que comenzó el 1 de noviembre de 1954.
Yazid kheloufi, una caligrafía concreta
Yazid Kheloufi comprendió muy rápidamente que le gustaba «mirar», admirar las curvas, a veces los colores, de las letras árabes, su variedad y, quizás incluso descubrir las conexiones secretas entre estas formas y el significado a menudo misterioso de palabras así visibles por la tinta esparcida sobre el papel.
La representación figurativa siempre ha existido en la civilización musulmana, y las denominadas letras «árabes» han sido utilizadas con este fin por todos los pueblos que las utilizan para escribir en árabe, farsi o incluso urdu, para tomar las lenguas más habituales.
Con, sin embargo, una diferencia con los caligramas tal como los imaginamos en Occidente que son en general textos figurativos escritos por su propio autor. En la cultura árabe (es decir, expresada en esta lengua y no producida por tal o cual etnia), el calígrafo no es, en general, el autor del texto que escribe. Y, hasta hace muy poco, se reproducían figuras cuyo texto y forma correspondientes se habían fijado definitivamente. Esto permite decir de pasada que la prohibición de la figuración humana o animal en el Islam no es en absoluto un dogma. Solo Dios nunca está representado. Sus mensajeros en general tampoco. Pero los animales o los seres humanos se encontraron en muchos pueblos musulmanes, continuando tradiciones que son anteriores al surgimiento del Islam.
**El texto es una parte del escrito del filosofo argelino Mohamed Taleb, sobre el arte de Yazid kheloufi








Web oficial del artista: https://yazidkheloufi.jimdofree.com/