Astrolabios en al-Ándalus: ciencia, arte y tecnología desplegada en latón
Charla de la Dra. Azucena Hernández Pérez
Doctora en Historia del Arte por la Universidad Complutense de Madrid, Licenciada en Ciencias Físicas y Máster en Estudios Avanzados de Arte Español por la misma universidad. En la actualidad colabora como investigadora en el departamento de Historia del Arte de la UCM, es miembro del proyecto nacional de I+D+i «Al-Andalus, arte, ciencia y contextos en un Mediterráneo abierto. De Occidente a Egipto y Siria” (RTI2018-093880-B-100) y del grupo de investigación ARQIMED “Arquitectura e integración de las artes en la Edad Media” de la UCM.
El jueves 9 de junio 2022, tuvimos el honor de contar con la Dra. Azucena Hernández Pérez, que nos dio una magistral charla sobre un instrumento (El Astrolabios) que al día de hoy se manifiesta complejo de una tecnología andalusí, aunque sus orígenes se montan a la época griega-alejandrina, pero lo que nos ha llegado al día de hoy es el desarrollado en el mundo musulmán, tanto en el Levante árabe como en al-Ándalus, debido a la utilización del latón en su fabricación.
El desarrollo de la ciencia en al-Andalus, principalmente durante el siglo XI, y su materialización en la manufactura de instrumentos científicos como los astrolabios, es uno de los grandes hitos de la Edad Media española. Esos instrumentos, conservados en un buen número, despertaron el interés de las élites políticas y religiosas por sus usos, más allá del astronómico/astrológico, entre los que destaca la medida del tiempo, y por su simbolismo vinculado a la erudición. En al-Andalus se mantuvo la ciencia hipano-isidoriana derivada del saber clásico y centrada en las obras de San Isidoro hasta el final del reinado del emir al-Ḥakam I (r.796-822). Las más antigua documentación conservada que nos habla ya de astronomía originada en al-Andalus y de la existencia de instrumentos asociados a ella, datan del reinado del emir Muḥammad I (r. 852– 886), a quien le dedica Abbās ibn Firnās (m. 887) un reloj de sol y una clepsidra con autómatas que señalaba las horas del día y de la noche. La autoproclamación de ‘Abd al-Raḥman III (r. 912-961) como califa de al-Andalus en el año 922 supuso el verdadero despegue de la actividad científica andalusí por el deseo de emular a Bagdad.